En Noviembre se llevó a cabo el V Simposium Felipe Segovia de la Institución Educativa SEK, donde se expusieron varias de las experiencias educativas más innovadoras que se desarrollaron a lo largo del 2019. Entre la amplia oferta de talleres de aprendizaje, nos encontramos con “Contando compases”, el cuál nos llamó la atención por su propuesta interdisciplinaria entre dos materias que, a simple vista, parecen estar en los extremos: Matemáticas y Música.
La idea surgió de las dificultades que encontraron los profesores de Música en los alumnos de 3º de Primaria. Primero para identificar el valor, y luego, para la ejecución de algunas figuras en la práctica de la orquesta. A partir de estas trabas, se propuso a los profesores de los niveles iniciales de Matemáticas relacionar el valor de las figuras musicales con las operaciones básicas (suma y resta). De esta manera, se consiguió que los alumnos se familiaricen con la interpretación y el estudio de las partituras.
Carol Castillo y Lucía Ruiz, docentes de música y primaria respectivamente, del Instituto SEK International School Ciudalcampo, son las que dieron forma a este proyecto. Como resultado lograron hacer más sencillo y motivacional para los alumnos el aprendizaje de estas asignaturas. Hablamos con ellas una vez finalizado el taller y les hicimos algunas preguntas.
Realinfluencers: Al comienzo de la charla se les pregunta a los presentes porque es importante la música y para qué la necesitamos. En este caso, te queríamos preguntar por qué sería importante la asignatura de música en el currículo escolar.
Carol Castillo: Parte de lo que nos hace ser humanos es la capacidad para crear y disfrutar de la música. La música es importante en la vida escolar porque es una manifestación real y propia de lo que somos y ha tenido siempre un valor relevante en lo social, antes de ser asignatura de escuela. Es más, estamos hechos para crear y disfrutar de la música como ningún otro ser vivo. Así lo demuestran numerosos estudios sobre nuestro “cableado neuronal”. Por todo ello es importante contar con la música en toda su expresión en nuestros espacios de aprendizajes llegando a la interdisciplinaridad curricular: Matemáticas y Música, por ejemplo.
R: En la actualidad, hay un debate sobre si agregar más horas de educación física en el currículo oficial, dado que están comprobados los beneficios de la actividad física practicada desde pequeños. En el mismo sentido, como bien mostraron en la presentación, hay estudios que afirman que la música nos hace más inteligente, no sólo escuchar sino tocar música. ¿Debería haber también más horas de música en las escuelas?
CC: En mi opinión, independientemente de leyes, modas, políticos, lugar, tiempo y opiniones varias, depende de la versatilidad del centro educativo en concreto para dar un tratamiento pedagógico y didáctico a la música que permita sacarle todo el partido posible. Como he comentado anteriormente: contar de verdad con la música en toda su expresión. Pues no es solo cuestión de horas, de cantidad; sino también es una cuestión cualitativa; contar con un currículo propio, que tome como punto mínimo de partida la propuesta educativa oficial, como comentas, para ir más lejos. En nuestro centro, nuestro currículo de música cuenta con varios profesionales que con dedicación y esfuerzo llevan a cabo varios proyectos que funcionan conjuntamente, cuyo único fin es: vivir la Música y las Artes. Queremos algo más que una “asignatura”.
R: Con esta actividad transdisciplinar, podemos ver cómo los alumnos aprenden sumas y fracciones de manera mucho más sencilla a través de las notas musicales. ¿Se hace necesario actualizar el temario de Matemáticas y anclarla con ejemplos de la vida cotidiana?
Lucía Ruiz: Más allá de revisar el currículo de Matemáticas, lo que hay que revisar es la manera de acercarla a la realidad de los alumnos. Desde siempre ha habido maestros que se han preocupado por aterrizar los conceptos de matemáticas a la vida cotidiana de los alumnos. Otros no le han dado importancia al hecho de que pocos niños van a tener que calcular (ni tienen interés por saber) el número total de sandías que llevan cuatro camiones si cada camión lleva 14 cajas… Trabajar por Unidades de Indagación es la manera más completa de explorar el mundo que nos rodea desde todas las áreas, incluyendo Matemáticas y Música.
R: ¿Qué aporta el uso de la tecnología en las clases? ¿Cuáles son las ventajas del lado del docente y del lado de los alumnos?
LR: Las ventajas son innumerables. Para los docentes existen cantidad de plataformas, webs de recursos, foros de discusión, vídeos explicativos, tutoriales… A lo mejor no encuentras exactamente lo que estás buscando, pero siempre surge algo que te inspira que puedes reformular o algo que te llama la atención.
Para los alumnos es una manera llamativa, visual, interactiva y lúdica de acceder y procesar la información. Personalmente, pienso que en el aula se tiene que utilizar, pero nunca como herramienta única. Tienen que ser capaces de disfrutar, aprender, hacer, manipular, escribir, leer y dibujar sin que haya una pantalla de por medio.
«Me imagino un futuro en el que las líneas divisorias entre áreas o asignaturas estén más difuminadas, como pretendemos nosotras con nuestro proyecto. Trabajar en espacios abiertos será lo normal y los niños serán más dueños y conscientes de su propio aprendizaje».
Lucía Ruiz
R: ¿Utilizáis alguna metodología activa en el aula?
LR: Trabajar por Unidades de Indagación que culminan con una tarea de desempeño interdisciplinar es una forma de activar todos los conocimientos, habilidades, destrezas y creatividad de los alumnos. Para llevarlas a cabo tienen que investigar, leer, probar, construir, destrozar, equivocarse, consensuar, colaborar, bailar, recitar, interpretar, discutir, ayudar, reflexionar, revisar… todo esto hace que durante todos los días utilicemos pedagogías activas, como dinámicas de aprendizaje cooperativo, flipped classroom, llaves de pensamiento, rutinas de pensamiento.
CC: La música es vida, entusiasmo, movimiento, sensibilidad. Casi imposible no usar “metodologías activas” para poderla apreciar. Pero en el sentido más didáctico y pedagógico de metodología activa. En música proponemos dinámicas para la concentración, tocando instrumentos y cantando, ya sea en orquesta y/o coro; escuchando, bailando y haciendo coreografías con música de lugares y tiempos diferentes propiciando valores como la tolerancia y consideración de otros puntos de vista y sensibilidades. Los proyectos permiten a los alumnos indagar en pequeños grupos aspectos musicales y culturales donde, además, se pone en énfasis el hábito del diálogo y resolución de problemas así como hacer propuestas de mejora artístico musicales.
R: ¿Qué experiencia exitosa en tu clase animarías a realizar a un docente que lea Realinfluencers?
CC: La Música tiene a diferencia de otras prácticas la capacidad de integrar elementos tan abstractos como el “tempo” y la “armonía” de forma lúdica, y vivirlos con gran entusiasmo. El Canon en Re mayor de Pachelbel contiene una estructura armónica matemáticamente perfecta a la par que emotiva.
Así que mi propuesta iría en esa dirección: el manejo de lo “no visual”, de lo abstracto. Ya puede ser relacionando tanto Matemáticas y Música, como Música y Física, con el fin de prescindir de la necesidad de lo concreto, de lo cercano, de lo conocido, buscando patrones, números y relaciones, semejanzas y diferencias de forma significativa. “Contando compases” es una práctica interdisciplinar que introduce los números en el aprendizaje de la Música y viceversa. La Música se cuela en Matemáticas de igual modo.
«El profesional del siglo XXI tiene que estar preparado para el cambio continúo. Así que destacaría sobre todo un docente creativo, entusiasta y motivado para trabajar en equipo cada día, que sea coherente desde la enseñanza a la práctica de lo que transmite».
Carol Castillo
R: Se hace hincapié en las habilidades que tendrá que tener el profesional del siglo XXI (capacidad de adaptación, de creatividad o de análisis) y, en base a esto, educar para el futuro. ¿A la vez, se hace necesario el surgimiento de un nuevo tipo de docente?
LR: Los docentes del futuro van a tener que perfeccionar algunos aspectos que ya hoy se nos exigen día a día. Tendrán que ser flexibles para llegar a cubrir las necesidades de una infancia que vive en un mundo globalizado, que recibe información constante en poco tiempo que tiene que aprender a acomodar y cribar. El profesor no es un transmisor de conocimientos, no somos enciclopedias, somos guías que les ayudamos a adquirir conceptos, habilidades, procesos desde otro plano. Además, se tiende a formar grupos de alumnos más inclusivos, lo que los hace más heterogéneos. Pero también se tiende a que la educación sea más personalizada. Todo esto demanda una formación académica muy completa y que los maestros tengan que ser gente competente y muy flexible, para poder responder mejor a las situaciones y entornos de los alumnos.
CC: Sí, así es. Como bien dices el profesional del siglo XXI tiene que estar preparado para el cambio continúo. Así que destacaría sobre todo un docente creativo, entusiasta y motivado para trabajar en equipo cada día, que sea coherente desde la enseñanza a la práctica de lo que transmite. Capaz de desligarse de referentes pasados para aportar soluciones nuevas e innovar.
R ¿Cómo os imagináis las clases del futuro?
LR: Me imagino un futuro en el que las líneas divisorias entre áreas o asignaturas estén más difuminadas, como pretendemos nosotras con nuestro proyecto. Trabajar en espacios abiertos será lo normal y los niños serán más dueños y conscientes de su propio aprendizaje.
CC: Veo las clases del futuro no muy lejano, como espacios para el desarrollo de habilidades auténticas para tratar aspectos reales de individuos y sociedades. Algo así como un espacio para el ensayo-error, más parecido a un continuo rol-playing donde debatir, reflexionar, experimentar en comunidades de aprendizaje y usar el conocimiento para el bien común con la idea de que los ciudadanos del futuro entendamos que es posible alcanzar el continuo progreso científico, cultural y tecnológico.