Todos hemos sido estudiantes en algún momento a lo largo de nuestra vida (los hay, incluso, que nunca dejan las aulas). Sabemos que el primer día de clase no se vive igual en primaria que en bachillerato y, mucho menos, en la universidad. Sin embargo, la perspectiva del alumno sigue siendo protagonista en el inicio del curso pero ¿qué pasa con los profesores? ¿Su vuelta al cole es más llevadera o constituye el primer paso para sucumbir al síndrome postvacacional?

Para tratar de arrojar algo de luz sobre la cuestión y conocer el lado más humano de la vuelta al cole de los maestros, hemos hablado con media docena de #realinfluencers. Jorge Calvo, Justo García, Mario San Bernardino, Miriam Cantos, Raquel Aliaga e Isabel García Velasco se confiesan en este cuestionario rápido de ‘Vuelta al cole, también para los profes’.

 

¿Cómo vives como maestro la vuelta al cole? ¿Insomnio, nervios, calma, nuevos retos…?

Jorge Calvo: A nivel personal empezó siendo un 90% nervios y 10% nuevos retos. Con el paso de los cursos esta bonita profesión me ha hecho dar la vuelta a la balanza siendo un 10% nervios y 90% ilusión, nuevos retos y curiosidad.

Justo García: Sinceramente no lo veo como una “vuelta al trabajo”, el hecho de pensar que tienes ante ti alumnos cuya formación académica y personal depende de nosotros no es algo que se dé en todas las profesiones. Me lo planteo como un nuevo reto cada curso, con ilusión y ganas como si fuera el primer día.

Mario San Bernardino: Son una mezcla de emociones, especialmente cuando vas a comenzar con un grupo de alumnos nuevo. Hay una especial ilusión por ganarte la confianza y ser un buen equipo entre todos. El síndrome postvacacional se siente más durante los últimos días del verano.

Miriam Cantos: La vuelta al cole es algo que se vive con nerviosismo desde el momento en el que vas a cualquiera de los grandes almacenes y ves carteles anunciándola. En mi caso, empecé con dolor de espalda y pesadillas la semana de antes, pero admito que, aunque septiembre es un mes duro, no es el peor y se afronta como un nuevo año de retos e ilusiones.

Raquel Aliaga: Este año es casi todo nuevo porque soy jefa de estudios adjunta y estoy aprendiendo a marchas forzadas. Así que se podría decir que estoy experimentando una mezcla de nervios, insomnio, noches sin dormir, etc. Pero todo con muchísima ilusión, y más ganas que nunca.

Isabel García Velasco: Casi como los alumnos, la noche antes por lo general me cuesta dormir y estoy un poco nerviosa, con muchas ganas de volver y reencontrarme con compañeros y alumnos pero con los nervios propios de un nuevo comienzo.

 

Si tuvieras que resumir en un tweet tu ‘primer día de cole cuando empezaste a ser maestro’ tu texto diría… 

JC: Las ideas se hacen grandes cuando se comparten

JG: Comienza la aventura

MSB: Lo extraordinario que he vivido hoy es que he estado infinitamente más nervioso y más tenso que mis propios alumnos y ellos ni lo han sospechado…

MC: Tierra trágame.

RA: Después del miedo de los primeros momentos, estoy más segura que nunca de que esto es lo que me hace feliz: ¡qué afortunada soy de ser profe!

IGV: Primer día como docente de mi vida, si era una prueba creo que la he superado. Al llegar solo me han dicho: sube que al fondo hay una clase sola. Ahora ya tienen profe

 

¿Alguna recomendación para la primera toma de contacto con alumnos, padres y compañeros?

JC: La recomendación es arrancar el nuevo curso como un nuevo viaje, ser consciente que cada curso es totalmente diferente al siguiente y trabajar para que así sea.

JG: En la primera toma de contacto con alumnos siempre tienes que dar la sensación de seguridad, tranquilidad e ilusión. Recibirles en el aula con un saludo cordial y mostrando empatía siempre ayuda a “romper el hielo”. También es importante compartir información con los padres y, con respecto a los compañeros, mostrar disposición a poder realizar proyectos de forma conjunta.

MSB: Con los compañeros ser amable y educado, con una simpatía natural, sin exageraciones. Con los padres ser accesible y acogerles en tu aula amablemente, dejando claro que la confrontación jamás es el objetivo ni la solución para los niños. Conocerse mutuamente es básico. Con los alumnos los comienzos deben ser bien preparados, dinámicos e interesantes para mantenerles activos. Es interesante que te vean como a un profesor muy acogedor con ellos pero muy firme en tus ideas. El respeto hacía el tutor hay que dejarlo bien marcado.

MC: Supongo que lo que más necesitamos los primeros días de clase es paciencia. Son grupos y niños nuevos y vamos a necesitar nuestro tiempo para conocerlos, al igual que ellos a nosotros. Lo mejor es no agobiarles y hacerles ver que el curso va a ser asequible para potenciar el entusiasmo y la ilusión. A los padres hay que mostrarles que somos flexibles y que vamos a poder ir adaptándonos.

RA: El primer día de contacto con mis alumnos siempre intento despertar emoción e interés por la aventura que les espera el nuevo año y suelo hacerlo presentando la gamificación del año de manera algo teatral.  En cuanto al contacto con los padres, me gusta explicarles cómo voy a trabajar e implicarles en la dinámica del aula, transmitiendo confianza y tranquilizando sus miedos, porque suelo tener a los peques del instituto y siempre están un poco nerviosos.

IGV: Estar tranquilo y seguro de uno mismo, disfrutar de cada momento de este trabajo tan maravilloso y aprovechar la experiencia de los compañeros si eres nuevo en el centro. Ir poco a poco, el curso es muy largo y tenemos todo el año para hacer grandes cosas.

 

¿Cuáles son los principales objetivos educativos en el mes de septiembre: refrescar curso pasado, integración de nuevos…? 

JC: Para mí es crear un ambiente agradable y de trabajo en el aula. La base de tener un aula confortable de confianza y trabajo nos hará más fácil cumplir los objetivos.

JG: Siempre me planteo favorecer la total integración de todos los alumnos en el grupo y en el Centro; puesto que es un aspecto que posiblemente marcará el resto del curso. Con respecto a los contenidos, es recomendable comenzar de forma gradual y enfocando los nuevos contenidos como un nuevo nivel, haciendo referencia en este caso a la gamificación de contenidos.

MSB: Empezar desde la motivación con actividades más dinámicas, cercanas y lúdicas mezclándolas con el repaso y la adaptación progresiva al trabajo diario. Intentar hacer equipo, empezar a construir confianza mutua, mostrarles tu aprecio y por supuesto ayudar a que alumnos nuevos se adapten y sean bien acogidos por el resto.

MC: Si el grupo es nuevo, el objetivo es empezar a conocerles y hacerte a ellos. Es muy difícil empezar a evaluarles porque no sabes realmente su esfuerzo y su capacidad real. También es importante conocer a los padres. Si es un grupo que ya conoces, los objetivos cambian y son menos generales y más concretos.

RA: Que cojan la dinámica de trabajo conmigo y que me “pillen el punto”. Cada profesor es de una manera y tiene una forma de trabajar, y para mí lo importante es que se adapten rápido a mi forma de entender la enseñanza-aprendizaje de la Historia para que vayan seguros el resto del año y no haya sorpresas en la primera evaluación.

IGV: Sentar las bases para el resto del curso, aprender a escucharnos y respetarnos, a trabajar en pequeños equipos y manejar herramientas básicas. Todo esto son dinámicas de aula fundamentales para poder trabajar por proyectos y de manera colaborativa durante el resto del curso.

¿Recuerdas alguna anécdota del primer día de clase?

JC: La mía fue el segundo año de ser profesor de Tecnología en Bachillerato, vino a mi clase un alumno Tailandés llamado Theokuback, el cual no hablaba nada de español y su inglés era muy básico. Terminamos todos llamándolo Teo y a las pocas semana pidió el cambio de asignatura a la Optativa de Arte porque decía que le gustaba más “los pinceles” que las “teclas”.

JG: Pues recuerdo con cariño que un día olvidé los listados de alumnos de un grupo y todas las normas del centro y otras formalidades, y después de presentarnos nos pusimos a bailar la coreografía de Follow the leader.

MSB: En mi primer destino definitivo, con un grupo de alumnos nuevos en 4º de Primaria estaba escribiendo en la pizarra, cuando de repente se descolgó y cayó al suelo quedando de pie sin volcarse. Afortunadamente uno de mis pies logró salvarse de ser aplastado porque había un ladrillo de plástico que se empleaba para que los más bajitos llegasen a escribir en la pizarra. El silencio reinó en el aula y cuando me giré vi en mis alumnos la misma cara de incredulidad que debía de tener yo.

MC: El primer día que empecé a ser maestra, un niño me dijo que no tenía mesa. Para solventar el problema, pedí una silla de sobra a los compañeros de pasillo y le senté compartiendo mesa con otro niño hasta que pudiese pedir una mesa (todos los compañeros de aquel centro me iban mandando a preguntar de un lado a otro, pero nadie me daba soluciones). A las 5 de la tarde, el niño se lo contó a su madre, esta fue a hablar con el jefe de estudios y, al día siguiente, el niño tenía su mesa y yo un disgusto enorme porque pareció que yo no había intentado hacer nada.

RA: Recuerdo mi primer día de clase, porque me incorporé en octubre (era interina) y venía de dar clases en la universidad. De repente, me vi en un aula de 1º ESO con alumnos que me parecieron muy, muy pequeños. Mi sensación inicial fue de pánico: ¿iba a saber manejarme y conectar con esas caritas? Pero también recuerdo llegar a casa con un subidón enorme de energía positiva y muchísima ilusión. Ese día me cambió la vida para siempre.

IGV: El primer año que trabajé, ya no sé si fue el primer o el segundo día, el conserje me mandó a clase por estar por los pasillos pensando que era una alumna. Todavía me pasa alguna vez y siempre me hace mucha gracia.

¿Tienes alguna anécdota de vuelta al cole? ¡Cuéntanosla tuya!