Por Gonzalo Baranda, CEO de BlinkLearning
Artículo original de Insight Success.
Desde el nacimiento y posterior crecimiento en el uso de herramientas digitales en las aulas de todo el mundo, el sector educativo ha pasado por cambios que muchos consideran revolucionarios.
Dispositivos como pizarras digitales, tabletas y smartphones, junto con plataformas de gestión de aprendizaje y la disponibilidad de recursos digitales pueden, a primera vista, ser tan solo una herramienta educativa más que los docentes pueden utilizar para ampliar las experiencias de aprendizaje de los alumnos y promover junto de ellos una mayor adquisición de conocimientos. Efectivamente, sigue siendo el maestro la clave para el desarrollo del proceso de enseñanza y, en última instancia, el que determina su éxito o fracaso. Sin embargo, también es innegable que los recursos tecnológicos en las escuelas han abierto un abanico de nuevas posibilidades para los educadores, están teniendo un gran impacto en la generación actual de estudiantes y seguirán desempeñando un papel central en el futuro de la educación.
Un nuevo modelo
Desde el cambio de milenio, la implementación de un proyecto digital utilizando nuevas tecnologías de información y comunicación aplicadas a la educación ha permitido a los docentes construir un nuevo modelo de trabajo para todo entorno de aprendizaje, desde escuelas primarias y secundarias hasta universidades, centros de formación profesional e institutos de idiomas, programas de actualización de competencias laborales y educación en el hogar, entre otros.
El maestro sigue siendo la clave para el desarrollo del proceso de enseñanza y, en última instancia, el que determina su éxito o fracaso.
Este nuevo modelo se caracteriza principalmente por la transición gradual de un enfoque de comunicación unidireccional a entornos de aprendizaje cada vez más flexibles, donde la interacción y la colaboración entre alumnos, el autoaprendizaje y la diversificación de los formatos de información llevan prioridad.
El cambio de paradigma también se ha beneficiado en gran medida del desarrollo de metodologías de enseñanza innovadoras que han evolucionado sustancialmente o mismo solo se han hecho posibles utilizando recursos tecnológicos. Cuando aplicadas correctamente por educadores motivados, varias de estas técnicas, como Flipped Classroom, Aprendizaje Basado en Proyectos o gamificación, generan una dinámica de aprendizaje única y, en general, aumentan el rendimiento académico de los alumnos.
La importancia de tener una mayor disponibilidad de recursos
Implementar un proyecto digital desde cero en cualquier entorno de aprendizaje puede ser un ejercicio retador. A la vez, requiere mucho tiempo, un esfuerzo presupuestario considerable y, a menudo, tarda en producir los resultados deseados. Sin embargo, docentes y administradores coinciden en que es beneficioso a largo plazo, como muestra el último “Estudio sobre el uso de la tecnología en el aula” realizado por BlinkLearning. La encuesta, que recogió respuestas de más de 2.000 profesores, reveló que el 94.1% de ellos recomendaría a un colega impulsar un proyecto digital en su colegio.
Las metodologías de enseñanza innovadoras han evolucionado sustancialmente o mismo solo se han hecho posibles utilizando recursos tecnológicos.
Más allá de ser una herramienta útil tanto para docentes como para alumnos – en el sentido de que el contenido educativo se visualiza de una forma mucho más atractiva que los formatos tradicionales, así como altamente interactiva y con feedback inmediato, lo cual es especialmente importante cuando hablamos de estudiantes más jóvenes que demuestran dificultad en mantener la atención en clase – los recursos tecnológicos son una forma de acercarse más a la mentalidad «en cualquier sitio, a cualquier hora, de cualquier manera» de los millenials y la Generación Z. Acceder al contenido directamente desde la nube en el colegio, en casa o en cualquier lugar utilizando varios dispositivos diferentes es una ventaja extraordinaria que contribuye para reforzar la comunicación y el intercambio de información. Y, en esencia, ese es el pilar fundamental del aprendizaje.
Además, se puede argumentar que los recursos tecnológicos diseñados especialmente para fines educativos y personalizados para acompañar el ritmo de aprendizaje bien como las fortalezas y debilidades individuales de cada alumno son, hasta ahora, la herramienta más eficaz que se puede utilizar para lograr una educación más democrática. Estos formatos digitales no solo ayudan a expandir la mente de los alumnos y poner a su disposición un inigualable tesoro de información e incontables posibilidades de usarlo, sino que también abaratan el acceso a él. Esto es especialmente relevante en las regiones más remotas del mundo donde, por una razón u otra, el acceso a los recursos educativos tradicionales es escaso o restringido, como bien ha demostrado Sugata Mitra, ganador del Premio TED 2013, con su proyecto SOLE de autoaprendizaje y “Escuela en la nube”.
Eficiencia de gestión
Las escuelas que decidan implementar un proyecto digital experimentarán aún muchas otras ventajas en hacerlo. Entre estas se cuentan la eficiencia de la administración diaria, beneficios en la salud y la seguridad de los estudiantes, el compromiso de los padres y ganancias ecológicas, por nombrar solo algunas.
Con la creciente ampliación del Internet de las Cosas, un término acuñado en 1999 pero que solo recientemente empezó a cumplir su promesa original, los colegios se están convirtiendo en infraestructuras digitales altamente integradas, donde las tarjetas de acceso controlan el absentismo de empleados y alumnos, la gestión de calificaciones está cada día más automatizada, los comportamientos de riesgo de los estudiantes se detectan pronto y los padres reciben información en tiempo real sobre sus hijos.
Dentro del aula, esta eficiencia de gestión también ayuda a los maestros considerablemente con sus cargas de trabajo, lo que les permite concentrarse en lo que más les importa: el alumno. Como herramienta en constante evolución, los recursos tecnológicos pueden presentar desafíos pero también ofrecen enormes posibilidades, y es difícil imaginar cómo una institución educativa moderna y con visión de futuro podría plantearse pasar de ellos.