Por Isabel Rodríguez, periodista colaboradora en Realinfluencers


¿Recuerdas cuándo comenzó la revolución industrial? ¿Quién escribió Cinco horas con Mario? ¿Cuál es la fórmula para despejar una hipotenusa? ¿Y el símbolo químico del antimonio? Es posible que muchos de los conocimientos que adquiriste en tu época de estudiante perduren en tu memoria pero otros tantos se habrán diluido hasta el punto de no encontrar una aplicación práctica en tu día a día. Eso no significa que hayan de ser eliminados del currículo escolar sino, más bien, transformarlos y complementarlos con materias adecuadas a los nuevos escenarios. La cultura hace grandes a las personas, pero también es un vehículo para garantizar su futuro.

La educación en las aulas se enfrenta al reto de preparar a los alumnos de hoy para escenarios difíciles de predecir. Lo único que parece claro, viendo el escenario actual, es que el primer paso para una formación que no ahonde en las desigualdades sino que ofrezca las mismas oportunidades es garantizar el acceso a nuevas competencias, habilidades, aplicaciones y conocimientos.

La transformación en las tendencias educativas y los espacios de aprendizaje es un buen comienzo, pero ¿responde el sistema a las demandas de un mundo que avanza a una velocidad de vértigo? ¿Cuáles serán las necesidades del futuro y cómo preparar a los alumnos para afrontar los nuevos desafíos desde su educación?

El currículo escolar del futuro es STEM

La denominada educación STEM (Science, Technology, Engineering and Maths) que, traducido al castellano no es otra cosa que ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, es una realidad que nace como respuesta a la falta de vocaciones e interés por lo científico-tecnológico de los estudiantes americanos de la década de los 90, una tendencia que cruzó el charco hasta colonizar Europa y que amenazaba con la carencia de profesionales que afrontaran los nuevos retos del futuro.


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Más que una asignatura para el currículo escolar de las décadas venideras, es una concepción global que implica diferentes materias y permite abordar una enseñanza de los temas propuestos basándose en proyectos, para cuya resolución aplican conocimientos y metodologías diversas. El fin último no es otro que preparar a los estudiantes para elaborar las preguntas apropiadas, definir conclusiones y aplicarlas a la realidad de los problemas futuros, algo en lo que también intervendrá su creatividad.

En la práctica, aunque muchos estudiantes no se decanten por seguir la senda de la ciencia, la tecnología, la ingeniería o las matemáticas, adquirirán unos conocimientos que les permitirán desenvolverse en un futuro marcado por los nuevos desarrollos tecnológicos.

Robótica y programación

En un escenario como el que se adivina, al albor de la revolución digital y los avances informáticos, parece una obviedad contar con que el currículo escolar del futuro incluya materias como la robótica o la programación. Sin embargo, su implementación a los programas oficiales de enseñanza no termina de materializarse, aunque en comunidades como Madrid, los alumnos de secundaria comienzan a formarse en Tecnología, programación y robótica y, en otros casos, se integran como parte de disciplinas más amplias.


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Formar a los alumnos en el lenguaje y pensamiento computacional para asumir los vertiginosos cambios que marcarán su futuro, tanto en lo laboral como en su propio desarrollo personal, les ayudará a entender los problemas venideros, las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías e, incluso, trasladar las estrategias basadas en estos campos a cualquier otro escenario.  

«Las STEM preparan a los estudiantes para para elaborar las preguntas apropiadas, definir conclusiones y aplicarlas a la realidad de los problemas futuros».

Educación financiera

La introducción de la educación financiera en las aulas despierta tantas simpatías como suspicacias y es que, frente a quienes exponen sus dudas por una posible manipulación del conocimiento por parte de lobbys interesados, se alzan las voces de aquellos que ven en el conocimiento de esta materia, una fórmula necesaria para desarrollar el futuro personal y profesional de los que hoy son estudiantes.

Nos guste o no, la economía es una de las grandes preocupaciones del común de los mortales. Por eso, conocer cómo funciona y cómo emplearla, no tanto como medio para enriquecernos o fomentar la sociedad de consumo, sino como herramienta capaz de propiciar nuestro desarrollo y evolución, es una idea que empieza a abrirse paso en la educación y puede que, en un futuro, se materialice como una asignatura más del currículo escolar.

Ecología y medio ambiente

¿Quién no había soñado alguna vez con prolongar el atractivo de los meses estivales más allá de mediados de septiembre? La perspectiva de aparcar los abrigos hasta bien entrado el otoño era algo impensable hace algunos años, lo mismo que ver pantanos y embalses con estampas propias de lugares desérticos. El cambio climático es una realidad y, si no se adoptan las medidas oportunas, sus efectos serán aún más evidentes en las próximas décadas.

Enseñar desde edades tempranas la importancia de un mundo sostenible, lo mismo que  valores como la solidaridad o la igualdad, es fundamental para afrontar los nuevos desafíos del futuro y, en consecuencia, es una materia que, entendemos, habrá que reivindicar y afinar en el currículo escolar. Educar a jóvenes concienciados con el medio ambiente a través de la ciencia, la ecología y las campañas basadas en la sostenibilidad como pieza clave del desarrollo de las civilizaciones tendrá cabida en las aulas.

La importancia de los idiomas

El lenguaje es una herramienta extremadamente útil al servicio del conocimiento. En un mundo cada vez más globalizado, eliminar las barreras idiomáticas es una labor que ha de comenzar en las aulas. Aunque en los últimos años ha habido una clara evolución al respecto, apostando por un modelo de educación bilingüe, aún queda mucho por hacer.

Sin suponer una gran revolución con respecto a la escena actual, los idiomas, entendidos como elemento de cohesión, serán fundamentales para hacer frente a escenarios en los que, cada vez más, se apostará por el trabajo colaborativo y el conocimiento compartido.

Nadie tiene asegurado un futuro de éxito pero la educación es un arma potente para alcanzar metas y sueños. Estas son nuestras apuestas para las próximas décadas ¿cuáles son las tuyas?