Más allá del debate sobre la eficacia de aprender “de memoria”, cuando se habla de educación uno de los aspectos más discutidos es la necesidad de enseñar a los alumnos a trabajar con la información que reciben en la escuela. Enseñarles a contextualizar, analizar, relacionar, argumentar…En definitiva, convertir información en conocimiento.

Este es el objetivo del thinking-based learning o aprendizaje basado en el pensamiento (TBL), desarrollar destrezas del pensamiento más allá de la memorización, desarrollar un pensamiento eficaz.

En el libro El aprendizaje basado en el pensamiento. Cómo desarrollar en los alumnos las competencias del siglo XXI (SM, 2008), se recogen los tres componentes del pensamiento eficaz:

«1-Destrezas del pensamiento: emplear procedimientos reflexivos específico y apropiados para un ejercicio de pensamiento determinado.

2-Hábitos de la mente: conducir esos procedimientos para dar lugar a conductas de reflexión amplias y productivas relacionadas con el hecho de pensar.

3-Metacognición: realizar estas dos cosas basándonos en valoración que hacemos de los que nos pide y de nuestro plan para llevarlo a cabo».

Como metodología activa, el aprendizaje basado en el pensamiento se orienta hacia el desarrollo de habilidades tales como la contrastación, la clasificación o la formulación de hipótesis, entre otras. El profesor ejerce como guía que presenta retos a sus alumnos para que “aprendan a pensar” y desarrollen sus pensamientos crítico, analítico y creativo.


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¿Qué ventajas ofrece el aprendizaje basado en el pensamiento?

1-Aprendizaje mediante la exploración de contextos reales: los estudiantes aprenden a mirar a su alrededor, a interpretar el entorno que los rodea. Aprenden haciendo, una adquisición de conocimiento mediante la práctica que perdura más que aquel alcanzado mediante enseñanza puramente teórica.

2-Búsqueda y contraste de información: ¿ser nativo digital te convierte en competente digital? No. Tener acceso a un volumen de información cada vez mayor no implica que sepamos trabajar con esa información. Es necesario que todos entendamos que tenemos que ser muy cuidadosos con aquello que encontramos en la red. Por ello, es importante formar a los estudiantes en la búsqueda y selección eficaz de fuentes de información, así como enseñarles a contrastar la veracidad y exactitud de las mismas.


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3-Razonamiento, reflexión y toma de decisiones: aprenden a pensar y analizar un determinado problema o cuestión, o considerar todas las opciones posibles, compararlas, clasificarlas y meditar las posibles consecuencias. Aprenden a dirigir su investigación hacia la consecución de objetivos previamente definidos.

4-Argumentación y comunicación: combinado con metodologías tales como el trabajo cooperativo, el thinking-based learning fortalece habilidades tales como la verbalización, la escucha, o el autoconocimiento y definición de roles dentro de un equipo. El alumno advierte los puntos fuertes de sus compañeros y los suyos propios y organizan el trabajo para sacar el máximo provecho de ellos.

5-Conceptualización e innovación: gracias a la exploración de entornos reales, y fusionado con el aprendizaje basado en proyectos (PBL), el TBL potencia en el alumno la capacidad para detectar problemas, conceptualizar ideas y buscar soluciones creativas.


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