La gamificación o ludificación se ha consolidado como una de las estrategias de aprendizaje activo más populares. Profesores de todo el mundo están integrando la gamificación en sus clases percibiendo un incremento global de sus resultados académicos.
El gran reto educativo moderno implica buscar nuevas formas de involucrar a los estudiantes, estimular sus intereses, retener su atención y mantener una actitud positiva en un ambiente académico.
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A continuación, sugerimos 9 ideas para introducir la gamificación en tus clases:
1. Implementar tecnología educativa
Hay muchas formas de ludificar un aula, pero aunque esta estrategia de aprendizaje no exija necesariamente la implementación de la tecnología para triunfar, el alumno moderno, acostumbrado a usarla en su día a día, tendrá tendencia a preferir un entorno donde estos equipos estén presentes.
Tabletas, pizarras digitales, ordenadores o móviles son en este caso una herramienta educativa más y la forma más común de introducir gamificación en tus clases ya que existen múltiples opciones totalmente preparadas para hacerlo de forma rápida y sencilla.
2. Involucrar a los alumnos en el diseño
En cualquier proceso de ludificación, es importante involucrar a los alumnos en la definición de los objetivos y el plan narrativo. De esta manera, aprenden a alcanzar el consenso y sienten que tiene cierto control sobre la dirección de la clase.
Poniendo en valor la creatividad individual y del trabajo colaborativo se incrementan los niveles de motivación de los alumnos.
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3. Permitir múltiples intentos
No hay éxito sin antes cometer errores. Al igual que en los videojuegos, los alumnos deben tener múltiples oportunidades para asimilar conocimientos. Los fallos son parte del proceso de aprendizaje y es importante que lo alumnos sientan que se pueden equivocar.
No olvides, sin embargo, diseñar desafíos con diferentes grados de dificultad. Gracias a la variedad, evitarás que los alumnos se frustren o aburran.
Poniendo en valor la expresión de creatividad individual y del trabajo colaborativo se incrementan los niveles de motivación y retención de los alumnos.
4. Proporcionar comentarios instantáneos
En un entorno de juego, la retroalimentación en tiempo real es esencial para que los usuarios sepan cómo están progresando. En un contexto de gamificación, la clase debe trabajar con un modelo similar, permitiendo a los alumnos hacer y recibir comentarios instantáneos para que sepan si los pasos que están tomando van en la dirección correcta.
Aunque dichos comentarios deban partir con mayor y definitiva autoridad del maestro, también deben ser valoradas las opiniones de los compañeros. Los docentes pueden dividir la clase en grupos, cada uno con sus propios nombres y características específicas que ellos propios definan en un ejercicio de personalización, y así darles la libertad de trabajar juntos en tareas, compartir ideas y lograr consensos.
5. Fomentar la competición
A toda la gente le gusta ganar – es una característica indisociable de nuestra condición humana. A lo largo de las últimas décadas se asistió a una tendencia de contrariar ese impulso natural en el aula (especialmente en EEUU, con el modelo de «todos los niños reciben un trofeo»), pero ya ha quedado demostrado que la competencia sana entre compañeros se traduce en un mejor rendimiento académico.
Colocar tablas de clasificación en el aula para que los alumnos puedan consultarlas, puede ser una forma de motivarles para dedicar más tiempo y esfuerzo a su aprendizaje.
6. Progreso visible
En los juegos, barras de progreso u otros elementos gráficos indican el éxito de cada usuario en un determinado momento. Esta simple distinción transforma la percepción del jugador animándole a seguir y mejorar su desempeño.
En un aula tradicional, la frialdad de una cifra de clasificación puede tener un efecto neutro o incluso negativo. Adoptar un sistema de clasificación visual puede traer grandes beneficios para la confianza del estudiante.
7. Distribuir premios y recompensas
Otra de las características fundamentales de los juegos es la posibilidad de obtener una recompensa al superar una misión. En el aula, proporcionar un símbolo tangible de los logros es importante para mantener la motivación. Sin embargo, hay que mantener un equilibrio. Demasiados premios materiales podrían restar relevancia y ser contraproducentes.
8. Dar opciones a los alumnos
La gran mayoría de los juegos evita una progresión linear y restrictiva. La mejor forma de enganchar al jugador es permitiéndole influir sobre el progreso del juego. Trasladado al aula, hay pocas cosas tan desmoralizadoras para los alumnos como no poder salirse del guión predeterminado. Aunque el cumplimiento de los objetivos curriculares no permita tanta libertad, existen múltiples formas y enfoques disponibles para lograr las mismas metas académicas.
9. Crear desafíos o misiones en lugar de deberes y proyectos
Elegir las palabra más adecuadas en cada situación puede ser la diferencia entre el éxito o el fracaso. En los juegos, los usuarios están acostumbrados a enfrentarse a desafíos, como identificar patrones, solucionar rompecabezas o completar misiones. Términos como misión o desafío en lugar de deberes puede ser suficiente para que una tarea se haga con gusto.
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