Hace unos días publiqué en las redes sociales una foto sobre la experiencia vivida con mis chicos tras combinar el juego Dixit y las emociones en el taller de Control Emocional, que llevo a cabo en el Centro Desarrollo de las Capacidades que dirijo. A raíz de la misma, surgieron preguntas y planteamientos diversos sobre cómo lo había desarrollado, edades, posibilidades… Así que, me he propuesto compartir la experiencia y contar un poquito más sobre cómo se llevó a cabo.
Como he dicho previamente, el juego lo empleé en el taller de Control emocional, un taller en el que participan un grupo de 6 menores con edades comprendidas entre los 10 y 12 años. Este taller se caracteriza por ser semanal y ofertado durante el curso académico, lo que permite trabajar gran cantidad de contenidos relacionados con la gestión emocional, ofreciendo así a los menores la posibilidad de profundizar tanto en aspectos generales como en vivencias personales.
A lo largo del taller se han trabajado contenidos diversos, por ejemplo los diferentes tipos de emociones, yendo de las básicas y más conocidas (alegría, tristeza o ira) a algunas más complejas (admiración, envidia, gratitud, etc) de identificar y gestionar. No solo las emociones han sido trabajadas, sino el proceso que se sigue cuando surge la emoción, ya que en la misma están implicados pensamientos, reacciones del cuerpo y conductas en función de la situación vivida o presentada.
Estos contenidos junto con otros como la gestión de la emoción, estrategias y pautas para el control de las mismas y las conductas que se pueden desencadenar, han sido analizados durante los encuentros semanales, empelando tanto situaciones ficticias, como las vividas por ellos mismos.
Entre los recursos empleados hemos contado con grandes murales donde compartir y completar casillas, dinámicas grupales para trabajar habilidades sociales y el trabajo en grupo, pero uno de los recursos que más les gusta a los chicos, son los juegos de mesa. Con respecto a estos últimos, hemos empleado algunos haciendo adaptaciones a los contenidos a trabajar y al objetivo propuesto para esa semana.
Hay que conocer a nuestro grupo, sus características y demandas.
Entre los juegos empleados destacan Ikonikus (uno de los más empleados para el tema de las emociones, y que tanto a mí como a mis chicos nos encanta), Imagine, los Story Cubes con introducción de emociones y sentimientos, Tangram y Código de Imágenes para trabajo en equipo, entre otros… Pero el último en formar parte de la colección ha sido el Dixit.
He de decir que antes de emplear el juego con la finalidad de binomio imágenes-emociones, lo analicé previamente y jugamos una partida tal y como muestran las instrucciones, para familiarizarse con el juego. No podía presentarles el juego y probar una modificación sin haber vivido previamente una experiencia de comportamiento del grupo ante el mismo. El planteamiento del juego fue el siguiente:
- Grupo de 6 menores con edades entre los 10 y 12 años.
- Jugaríamos siguiendo las instrucciones del juego en cuanto a puntuación.
- Cada menor en su turno elegiría al azar una tarjeta de emoción (tengo diseñadas cartas con el nombre de las diferentes emociones).
- A raíz de la emoción seleccionada, cada menor en su turno elegía su carta y posteriormente el resto elegía la suya. Se mezclaban y se indicaba cuál pensaban que era la de la persona correspondiente.
- Se puntuaba tal y como indica el juego.
A raíz de las cartas y de la emoción, se analizaban las diferentes imágenes, las dudas que surgían acerca de por qué una carta u otra, qué elementos de la imagen les había llevado asociarlos a la emoción, etc. Comenzaba un debate en el que explicar, analizar, relacionar e interpretar lo visualmente mostrado, aclarando aspectos entre los propios menores, dejándoles así poder explicar y razonar lo que ellos consideraban oportuno.
¿Cómo reaccionó el grupo?
Muy bien. Saber la dinámica previa del juego les permitió trabajar más cómodos sobre la adaptación, ya que sabían en parte a qué se enfrentaban. Las indecisiones surgían ante determinadas emociones que eran más difíciles de interpretar y mostrar, llevándoles a suspiros o quejas por no tener unas “buenas cartas” en la mano.
Como se ha podido ver, emplear un juego, analizarlo y adaptarlo a nuestras necesidades y objetivos es posible. Aunque no podemos olvidarnos de una cosa, hay que conocer a nuestro grupo, sus características y demandas, ya que lo en un grupo funciona muy bien en otro puede ser un auténtico desastre.
Desde mi experiencia en talleres psicopedagógicos y en sesiones psicológicas con menores, emplear juegos para trabajar diversos contenidos es muy motivador y atractivo para ellos, consiguiendo así engancharles y atraer la atención en lo necesario.
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María Jesús Campos
María Jesús Campos (@mariajesuspsi) es especialista en psicología infantil y juvenil. Actualmente dirige el Centro de Desarrollo de las Capacidades en Valdemoro, donde imparte talleres de talleres de inteligencia emocional y desarrollo de estrategias de aprendizaje eficaz. Puedes seguir su trabajo en www.mariajesuscampos.es
Fotografía de portada propiedad de yoppy