El panorama actual y los avances tecnológicos han revolucionado el mundo de la educación. El futuro de los alumnos parte de la escuela y eso tiene su reflejo en las nuevas tendencias en educación. La formación es clave para un desarrollo que evoluciona hacia nuevas direcciones aún por descubrir.

Trasladar a las aulas una nueva conciencia social y una concepción global surgida al albor de nuevos recursos digitales es todo un reto materializado en un sinfín de opciones para un aprendizaje productivo que se reinventa a una velocidad de vértigo. Con el año a punto de tocar a su fin, repasamos algunas de las tendencias que serán claves en educación en 2018.

Educación emocional y Mindfulness (Happy and Healthy)

Los procesos cerebrales, en general, y las emociones o el conocimiento interior, en particular, son aspectos fundamentales en el aprendizaje. Tanto es así que diversos estudios señalan la importancia de técnicas educativas que, sin ser algo notoriamente revolucionario, han de estar muy presentes en la escuela. La educación emocional centra su atención en la influencia que las emociones tienen en el proceso cognitivo y en el desarrollo del individuo. Los estímulos positivos despiertan la curiosidad, las ganas de saber y, en consecuencia, potencian el aprendizaje. La inclusión de dinámicas que favorezcan una conciencia emocional de los alumnos, es una tendencia que se recupera con fuerza en las aulas.

En la misma línea trabaja el Mindfulness, una corriente con aplicaciones en diferentes ámbitos y basada en la búsqueda del bienestar físico y mental. En las aulas, esta tendencia persigue, entre otras cosas, reducir el estrés y fomentar la felicidad (emociones positivas) con dinámicas más ligadas al aprendizaje basado en el entretenimiento.

Neuroeducación

Otra de las tendencias en educación para 2018 tiene que ver con la neuroeducación, una disciplina que aúna psicología, neurociencia y educación. La clave de su traslado a las metodologías de enseñanza gira en torno al conocimiento de los procesos cognitivos con el fin de desarrollar estrategias que mejoren la práctica pedagógica y las experiencias de aprendizaje.

Movimiento maker

La unión hace la fuerza es una máxima tan antigua como real y es, en buena medida, una de las claves del movimiento maker. La definición engloba, en líneas generales, a personas y proyectos que apuestan por el conocimiento compartido, el acceso a recursos y el desarrollo de ideas encaminadas a mejorar la vida del conjunto de la sociedad. En las aulas, su aplicación práctica se traduce en metodologías activas en línea con el aprendizaje basado en proyectos, siendo las preguntas (y no tanto las respuestas) las que determinan la forma en que se adquiere el conocimiento. El trabajo colaborativo, la adaptación de espacios apropiados para el desarrollo de proyectos y el acceso a recursos compartidos son señas de identidad de esta tendencia educativa.

Las nuevas tecnologías juegan un papel fundamental en la implementación de este movimiento gracias al desarrollo de herramientas que permiten esa cultura maker. Las tendencias Techno Craft (tecno-creativo) o B-Tech son una buena prueba de ello.

Robótica y programación, tendencias en educación también en 2018

En un mundo cada vez más tecnológico, el pensamiento robótico y la programación se perfilan como ingredientes claves en la receta del éxito de cualquier alumno. Traducido al ámbito de la educación, estas tendencias permiten, no sólo motivar a los estudiantes a llevar a cabo razonamientos lógicos, programar o dar vida a nuevos dispositivos, sino también fomentar el trabajo en equipo e interactuar con los mismos de una manera real. Ambas corrientes son ya una realidad en muchas aulas y seguirán siendo tendencia en 2018.

¿La clave? El increíble potencial que la robótica y la programación tienen en la experiencia de aprendizaje que no se limita únicamente a materias vinculadas a nuevas tecnologías sino que, además, puede trasladarse a otros ámbitos dado que los alumnos aprenden mediante actividades basadas en la manipulación, desarrollan sus capacidades para entender ideas abstractas, mejoran las competencias de trabajo en equipo y adquieren unos conocimientos informáticos y fluidez tecnológica que puede adaptarse a cualquier edad.

Aprender con imágenes – Visual thinking

El pensamiento visual (Visual thinking) es algo que ha trascendido de las antiguas civilizaciones y que, sin embargo, hoy más que nunca es una tendencia educativa a tener muy presente. Se trata del aprendizaje a través de las imágenes o, lo que es lo mismo, la capacidad para acceder a la información, conectarla con otras ideas, organizarlas y alcanzar la comprensión de fórmulas o planteamientos más complejos visualmente. La mecánica es extremadamente útil en medio de un panorama de sobreinformación que, en ocasiones, puede conducir a un bloqueo cognitivo.


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En el entorno educativo, las metodologías basadas en el uso de imágenes facilitan el aprendizaje y permiten identificar cómo interpreta un alumno determinados conceptos o hacia dónde dirigir los esfuerzos para una labor pedagógica más efectiva. La creación de un alfabeto visual propio, la captación de ideas esenciales y su traducción a un lenguaje visual, el acompañamiento de las imágenes con palabras clave o el uso de metáforas visuales son algunas de las herramientas vinculadas al pensamiento visual que pueden aplicarse en las aulas.


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