Con motivo de la publicación el 16 de noviembre del libro Educar Mejor: Once conversaciones para acompañar a familias y maestros, en Realinfluencers entrevistamos a su autor, Carles Capdevila, director del diari ARA, profesor de Comunicación de la Universidad de Barcelona y autor de Educar con Humor, blog de referencia para padres y educadores, además de protagonista de un monólogo sobre educación hilarante, que ya es un fenómeno viral (enlace más abajo).
Se habla mucho de educación en estos días, en especial a nivel político e institucional, sobre la necesidad de un pacto educativo y de buscar un modelo que funcione, pero ¿que deberíamos pactar en educación en casa para que la educación en las familias sea exitosa?
En casa lo más importante es un buen clima. Nos obsesionamos con algunos aspectos, pero lo que marca la diferencia es la globalidad. Estar ahí, demostrar amor incondicional, tener criterios claros y entender que nuestra misión es espabilar más que sobreproteger.
Defiendes la capacidad del humor a la hora de educar y el reírse de uno mismo. ¿Hay algún sitio a donde el humor no pueda llegar hablando de educación o donde sea necesario cambiar de registro?
El humor requiere complicidad, y es delicado cuando tienes una posición de poder. Ahí es mejor que el humor empiece por uno mismo, reírnos de nosotros y no de los demás, quitar trascendencia. Pero cuando hablo de «humor» me refiero también a una actitud bienhumorada, positiva. Tener humor es tener moral y tener moral es tener valores. Defiendo un humor cercano a la ironía y autoironía y lejos del sarcasmo, que es más cínico.
Tenemos poco tiempo y muchos manuales, de modo que nos acomplejamos en lugar de vivir la alegría de educar con espontaneidad.
El próximo 16 de Noviembre sale tu último libro a la venta Educar Mejor dirigido a padres y docentes, donde mantienes charlas con grandes educadores ¿Qué podemos esperar de este libro?
Me considero un buen director de casting. Elegí a 11 expertos a los que admiro, desde Tonucci o Marina hasta Jaume Funes o Eva Bach. Son personas que más que acomplejarte te animan, te empoderan y te dan pistas. No me gustan los métodos y las recetas, me gusta que me hagan pensar, me iluminen y me animen. Puedo hablar muy bien del libro porque el mérito es de los once entrevistados. Me limito a conversar. Y son conversaciones que hacen compañía. Acompañar es mi verbo preferido hablando de educación.
¿Hemos visto en alguna de tus colaboraciones que es más difícil educar hoy que en la pasado, en que aspectos? ¿Qué nuevas habilidades deben desarrollar padres y educadores que antes no había?
El mundo es más complejo, antes los padres tenían muchos hijos y ahora los hijos tienen muchos padres, afortunadamente hay muchos modelos de familia. Y tenemos poco tiempo y muchos manuales, de modo que nos acomplejamos en lugar de vivir la alegría de educar con espontaneidad.
Siendo educar lo mejor del mundo, creo que los educadores tienen que ser optimistas y transmitir entusiasmo por el aprendizaje, desde el propio ejemplo.
Como sabes somos un medio que habla sobre nuevas tendencias en la educación y donde la tecnología tiene mucho protagonismo, ¿qué opinas del papel que puede tener las nuevas tecnologías en el sector de la educación?
Defiendo las tecnologías, soy creyente y practicante, pero entiendo que lo más importante no son las herramientas sino el acceso al «mundo conectado» en el que tenemos lo mejor y lo peor. No me preocupa el motor de mi coche, me gusta conducir. No me preocupa si tablets o ordenador, me interesa saber como los vídeos tutoriales y otras maravillas ayudan a aprender más y mejor. No soy ni el papa-natas orgulloso de que su niño domine la tablet ni el padre-noico que ve en Internet todos los males.
Por último, un consejo a los educadores que nos siguen: ¿qué primera medida básica pueden el próximo día que vayan a clase para integrar el humor en la educación?
Quitarle trascendencia, reírse de uno mismo, ser natural, ser espontáneo. Y amar a los alumnos más que a la asignatura. La comunicación es esencial, y la pasión, la vocación, la ilusión. Creo en las actitudes. Y siendo educar lo mejor del mundo, creo que los educadores tienen que ser optimistas y transmitir entusiasmo por el aprendizaje, desde el propio ejemplo.