En base a las opiniones de expertos en educación y a prestigiosos artículos sobre el tema, destacamos las 5 variables a tener en cuenta cuando hablamos de ciberacoso entre los jóvenes:
El factor público
Las ofensas ya no quedan restringidas al grupo de personas que las presencian, sino son difundidas al público a través de las redes lo que hace que su difusión pueda ser ilimitada y en muchos casos irreversible.
La desinhibición de internet
Como apunta Elizabeth Kandel en la web de Harvard, El hecho de no tener una censura social que presencie la agresión, hace que el agresor se sienta peligrosamente desinhibido lo que puede llevar a alcanzar un nivel de ofensa exagerado.
El intrusismo
¿Hasta dónde debe un padre o docente monitorizar las cuentas de redes y la forma de navegar de su hijo o alumno? El límite entre intrusismo y monitorización es difícil de definir, creando una situaciones de indefinición que pueden ser peligrosas.
Resulta interesante la iniciativa de la policía de crear un contrato entre padres e hijos con unas normas sobre el correcto uso de las nuevas tecnologías.
La invisibilidad
Al agredido, debido al sentimiento de culpa y vergüenza que sufre y unido a la inmadurez propia de su edad, puede ocultar su problema y que sea invisible para padres y docentes.
La tecnología como herramienta cotidiana de comunicación
Analizando el informe del INE de octubre de 2015, se confirma la penetración que la tecnología tiene en las vidas de los jóvenes: un 30% de jóvenes de 10 años tiene móvil; entre los de 13 años el porcentaje llega hasta cerca del 80% (78.4%) y los que ya tienen 15 años el porcentaje supera el 90% (90.9%).
Según los diferentes estudios, la clave para evitar este fenómeno del ciberacoso entre los jóvenes es la educación y fomentar la comunicación de la persona de riesgo, para que a la mínima alarma acuda en ayuda de un adulto.
FOTO: JASON HOWIE (CC)
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