Es cierto, los docentes de un país son el alma de su sistema educativo. Lo que hace que un niño vaya feliz a la escuela no son las instalaciones del colegio, ni los iPads, sino las personas: son los maestros y los compañeros los que hacen que un niño vaya contento a clase. No cabe ninguna duda de que un buen maestro es fundamental para una buena educación. Pero, ¿cómo se define al buen maestro? Me parece tan impreciso como cuando se le dice a un niño “pórtate bien”. Para algunos adultos que un niño se suba a un árbol no será signo de mal comportamiento, pero para otros sí. Todo depende de las expectativas de los demás. Mis expectativas en el sistema educativo son muy altas: espero excelencia y mejora constante.

¿Cómo se define al buen maestro?

Para mí, como promotora de la campaña de los deberes justos en change.org, esta ha sido una gran oportunidad para conocer a docentes valientes, de los que marcan la diferencia. De los que no se conforman con acatar una ley injusta, un sistema educativo que fomenta las desigualdades sociales, o que hace una implementación horrible del bilingüismo. He conocido a docentes soñadores y luchadores. A auténticos desobedientes.

Del sistema educativo espero excelencia y mejora constante

Al mes de iniciar la recogida de firmas contactó conmigo Laura Bermúdez, maestra de inglés en un colegio público de Murcia y me embarqué con ella en su proyecto Trasteando en la escuela. En esos mismos días, un profesor de Secundaria llamado Alfonso González Balanza me envió su carta “Yo confieso” para que la publicara en mi blog. La carta también está incluida en mi libro Cómo sobrevivir a los deberes de tu hijo.

Conocí poco después al antiguo director de la escuela de Ariño, José Antonio Blesa, todo un ejemplo de innovación educativa en la escuela rural, el cual me pidió que fuera al encuentro Edutopía que se celebraba en mayo en Zaragoza

Y gracias a Juanjo Vergara, experto en Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) y autor del libro Aprendo porque quiero, llegué hasta Isabel Vizcaíno, que me invitó a contar mi campaña en un encuentro en el colegio en el que trabaja en Madrid. Fueron los primeros docentes, pero no los únicos, que me han apoyado, dando así por zanjado mi temor a poder estar creando un enfrentamiento entre padres y profesores.

Aprendizaje activo, ¿una quimera?

En marzo de este año 2.017, tuve la suerte de poder “colarme” en unas clases prácticas en la Facultad de Formación del profesorado de la UCM. Fue una experiencia maravillosa compartir con los futuros pedagogos y maestros de Primaria mi opinión sobre los deberes y el sistema educativo. Pero hubo un estudiante que después de debatir durante cerca de una hora, hizo, en mi opinión, la peor de las reflexiones al respecto. Me dijo algo así como “no entiendo a qué viene todo esto de los deberes, porque yo también hice deberes y aquí estoy”. Si todos los Homo Sapiens hubieran pensado de esa manera, aún seríamos cazadores y recolectores. Por suerte, algunos soñaron con un futuro mejor. Se necesitan docentes soñadores para imaginar la educación del futuro.

Desde que entró en vigor la LOMCE se ha criticado mucho esta ley, aún en abril de 2.017 una noticia en el periódico digital ElDiario.es enumeraba muchas de las dificultades que la Ley Wert impone a la innovación educativa. Lo que más me sorprendió de la noticia fue que dijera que según la LOMCE es imposible implementar el ABP en las aulas. En seguida veréis por qué.

Me parece fundamental que los docentes que marcan la diferencia sean reconocidos

Sabemos que la LOMCE introdujo demasiados contenidos, y que los adelantó a edades que muchos niños aún no están preparados para asimilar y que las evaluaciones externas imponen mucha presión. Personalmente admito que no he leído la LOMCE ni el Real Decreto de desarrollo de la misma, y por eso no sé hasta qué punto puedo hablar mal de esta ley sin haberla leído. Pero conozco a dos personas que sí se leyeron esta ley, y las anteriores leyes. Esas personas son las dos maestras de Primaria: Laura Bermúdez e Isabel Vizcaíno.


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Cuando estaba redactando mi libro quise que en él participaran maestros. Me gusta mucho la labor de los profesores, los admiro. Creo que padres y docentes tenemos que ir de la mano, compenetrarnos y complementarnos. Tenemos una responsabilidad enorme, la de educar, y nos tenemos que apoyar los unos en los otros. Por eso pedí la colaboración de Laura y de Isabel en la elaboración de mi libro. Ellas sí se han leído la LOMCE, no como yo, y los desarrollos autonómicos de la ley. Y a pesar de todo, emplean metodologías activas, y trabajan siguiendo el ABP. En contra de lo que afirmaba la noticia que comentaba antes: se puede enseñar usando el ABP a pesar de la LOMCE.

El Aprendizaje Basado en Proyectos en la LOMCE

Laura Bermúdez, siendo maestra de inglés, no está contenta con el bilingüismo de las escuelas públicas y lucha porque se cambie. Podría no hacerlo, pero ella se desmarca y sueña con una enseñanza del inglés excelente. En mi libro, Laura cuenta que:


“en el antiguo plan de Magisterio los profesores de inglés empleábamos tres años formándonos para adquirir no solo un buen dominio de la lengua, sino estrategias metodológicas para poder enseñarla. El nuevo plan de estudios ha reducido esos tres años de formación a un semestre académico.”


Esto desde luego, no puede estar mejorando la enseñanza del inglés en nuestras escuelas públicas. Por eso ella no se conforma con el bilingüismo actual. Por su parte, Isabel Vizcaíno cuenta que:


“cuando salió la LOMCE, temblé de miedo. Hay muchísimas cosas que no comparto, pero nuevamente busqué aquello a lo que no quería renunciar: el trabajo por proyectos y las metodologías activas. Cuál fue mi sorpresa al encontrarme que en el Real Decreto 126/2.014, de 28 de febrero, por el que se establece el currículo básico de la Educación Primaria, aparecía el ABP entre sus líneas, concretamente aplicado a las asignaturas de Ciencias de la Naturaleza, Ciencias Sociales, Lengua Castellana y Literatura, Educación Artística y Valores Sociales y Cívicos.

Con la redacción del Real Decreto, documento base para todo el territorio español, esta fantástica noticia aún dejaba una incertidumbre, puesto que faltaba la regulación autonómica. Pero esta se desvanecía gracias a que encontré todo detallado en el desarrollo del Decreto de la Comunidad de Madrid. Estoy segura de que en el resto de Comunidades Autónomas ha sucedido lo mismo. Para mí y para los docentes que desde hace años estamos luchando por instaurar en las aulas el ABP es una magnífica noticia.”


#Realinfluencers del siglo XXI

Lo que me ha unido a ellas y a otros muchos docentes es que somos unos soñadores empedernidos. Que soñamos con cambiar el sistema, no nos conformamos con “el esto se hace así porque así es como se ha hecho toda la vida”. Tenemos unas expectativas muy altas, no nos contentamos con poco.

Me parece fundamental que los docentes que marcan la diferencia, los que sueñan e imaginan una educación mejor, los que son unos luchadores incansables, aquellos que rompen con los moldes, que desobedecen, que buscan la manera de mejorar su trabajo, de que sus alumnos aprendan, de que ninguno se quede atrás y que se preocupan por su bienestar emocional, sean reconocidos. Son un modelo para los estudiantes, para las familias y para la sociedad. Los #realinfluencers del siglo XXI. Son docentes soñadores que están imaginando la educación del futuro, y si algo ha demostrado que sabe hacer el ser humano es hacer realidad aquello que imagina. A todos ellos, les apoyo y les animo a seguir soñando y luchando.


Eva Bailén

Eva Bailén es promotora de la campaña ‘Deberes Justos’ y autora  de Cómo sobrevivir a los deberes de tus hijos.