Las redes sociales (RRSS) empezaron a cambiar cómo nos comunicamos y relacionamos unos con otros hace más de 10 años. Pero siendo no solo un fenómeno reciente sino también sin precedentes, las reglas de conducta que se han ido estableciendo, así como cuestiones de tipo ético, siguen siguen manteniendo un carácter vago, disperso y poco consensuado.

Este tema es especialmente dedicado cuando hablamos de niños (o, más adecuadamente, menores de edad) profesores y colegios. En la presente realidad digital, todo estamos aprendiendo cómo manejar adecuadamente estas herramientas, principalmente a través de la vía del ensayo y error. Sin embargo, para gestionar un entorno educativo responsable y seguro, es esencial establecer unas normas claras y vigilar comportamientos.

En este contexto cabe preguntarse: ¿cuál debe ser la relación entre profesores y alumnos a través de redes sociales?


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La seguridad de todos los alumnos debe ser la prioridad de cualquier centro educativo. Antes de la llegada de las RRSS, ese celo quedaba restringido al ámbito de la presencia física en las instalaciones escolares, pero en el momento actual, esto ya no es suficiente.

Es responsabilidad de los centros que dispongan de una integración tecnológica extensa controlar las interacciones entre usuarios y el adecuado uso de los dispositivos y los contenidos compartidos en red. Sin embargo, los alumnos acaban encontrando la forma de eludir ese control en las redes sociales. Por ejemplo, sabemos que Facebook solo permite darse de alta a mayores de 13 años, pero es habitual que niños por debajo de esa edad consigan crear una cuenta.

Nos encontramos por tanto ante una problemática en la que no solo entra en juego el control, sino también la mentalidad y la educación

Redes sociales: un problema de todos

¿Deben alumnos y profesores interactuar en redes sociales? La respuesta a esta pregunta no es ni sencilla ni categórica. Hay matices complejos, éticos y tecnológicos que deben ser ponderados. Quizás por esa razón las políticas de interacción digital varían de forma muy significativa según región o colegio.

Un punto importante a la hora e definir lo que es y no es aceptable es involucrar a todas las partes en el debate. La conversación no debe ser polarizada por los responsables administrativos y jurídicos del centro. También debe integrar a padres, profesores y alumnos.

Los maestros sirven de modelo a sus alumnos, independiente de su edad. No es útil ni recomendable ignorar que docentes y estudiantes utilizan las nuevas tecnologías y que su utilización en el aula supone la existencia de una relación digital entre ambos. No obstante, limitar esas interacciones a temas únicamente de índole académica parece algo lógico.


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Los niños tienen dificultades para entender las consecuencias de sus acciones, tienen tendencia a confiarse demasiado y disponen de filtros mentales poco eficientes. Desde la perspectiva de los niños o adolescentes, no tiene sentido no estar digitalmente conectados con las personas que conocen. Pero ¿hasta que punto es necesario o deseable que un alumno sepa cómo pasa el fin de semana su maestra?

No hablamos solo de seguridad, sino también de decoro. Los entornos digitales en general, y las redes sociales en particular, suelen desinhibir a los usuarios, abriendo camino a interacciones que normalmente no ocurrirían cara a cara.

Opiniones divididas

Un estudio reciente conducido por Debate.org apunta a un empate técnico entre los partidarios y los contrarios al contacto entre alumnos y docentes a través de las redes sociales (49% en favor; 51% en contra). Sin embargo, cuando se filtran resultados para considerar solo las opiniones de los padres, los partidarios del no aumentan considerablemente. ¿Por qué?

Argumentos a favor que se suelen incluir:

  • Las RRSS pueden ser una muy buena herramienta para compartir recursos educativos.
  • Estas restricciones pueden en cuestión los principios de libertad de expresión y libre asociación.
  • Los docentes no suelen ser una amenaza para los niños, sino una buena influencia y pueden utilizar las relaciones digitales con sus alumnos para vigilar y guiar sus comportamientos en el ciberespacio.
  • Cualquier ley o regla que se imponga será siempre muy difícil de hacer cumplir.

Algunos de los argumentos en contra más comunes son:

  • La relación docente-alumno nunca debe ser de paridad. Las redes sociales promueven la idea de que esa «equivalencia» social sí existe.
  • Por su efecto desinhibidor, las redes sociales tienen tendencia a generar relaciones de naturaleza inapropiada.
  • Restringir este tipo de relaciones servirá de aviso a los niños sobre los peligros a los que se enfrentan cuando están online.
  • El conocimiento por parte de los alumnos sobre la vida personal de su profesor puede dañar su autoridad académica.

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Prohibición anunciada en Estados Unidos

Aunque en Estados Unidos (uno de los países que tiene mayor tasa de utilización de Internet, redes sociales e integración de tecnología en el aula) algunos educadores hayan encontrado en las redes sociales una excelente herramienta para llegar a unos alumnos que de otra manera encontrarían dificultades para hablar en clase o pedir ayuda, son muchos los que defienden la adopción de medidas legislativas para impedirlo.

Diversos grupos de padres, administradores escolares y legisladores temen que los contactos online sin supervisión puedan conducir a relaciones inapropiadas entre profesores y alumnos. Tras el estallido de varios escándalos sexuales que implicaban a profesores y alumnos, el estado de Missouri aprobó la conocida como ‘ley Facebook’, que prohibía las interacciones entre estudiantes y maestros a través de medios sociales y mensajes de texto. No obstante, varios sindicatos plantaron cara a la ley amparándose en la defensa de la libertad de expresión y su carácter inconstitucional.

Pero se sigue debatiendo el tema, y ahora con mayorías aún más amplias en las dos cámaras del congreso, el respaldo de la Casa Blanca  y la facilidad de controlar los nombramientos de jueces federales, los legisladores conservadores estadounidenses plantean ir más lejos y hacer ilegal a nivel federal cualquier «relación» online entre profesores y alumnos. Confirmándose una ley de este tipo, eso implicaría sanciones para los docentes en casos de incumplimiento.

Independiente de la opinión personal que se pueda tener al respecto, lo que queda claro es la necesidad de establecer y hacer cumplir reglas claras en este tipo de interacciones. Para la propia protección de los docentes, la seguridad de los alumnos y la tranquilidad de sus padres.


Referencias