Por Miguel García, colaborador de BlinkEdTech

Los smartphones se han convertido en una herramienta imprescindible en nuestro día a día, no solo como instrumento para gestionar nuestro ocio, sino también para hacer más eficiente nuestro trabajo.

Por la misma regla, ¿por qué no trasladarlos también a las aulas para mejorar el rendimiento de los alumnos a través de un tipo de tecnología que para los más pequeños es ya un elemento natural en sus vidas? El debate en torno al uso por parte de menores de estos dispositivos no está exento de polémica. Sin embargo, son muchos los docentes que apuestan por una utilización moderada en las aulas, apoyándose en los usos y ventajas que ofrecen. Hoy explicamos algunos de ellos.

Smartphones en el aula: ¿Amigos o enemigos?

Los llamados ‘teléfonos inteligentes’ resultan muy atractivos para los alumnos y atraen su atención con facilidad, por lo que en muchas ocasiones se convierten, de alguna manera, en un ‘enemigo’ de los docentes y profesores, que compiten con ellos por atraer a sus alumnos. Por eso muchos profesores optan por seguir la lógica de Sun Tzu: Si no puedes con tu enemigo, únete a él. Adaptar estos dispositivos a la educación puede ser la solución para mejorar las clases y la experiencia educativa. El smartphone no tiene por qué ser un impedimento para el desarrollo de los alumnos, sino un elemento en el que apoyarse a la hora de dar clase.

Los llamados ‘teléfonos inteligentes’ resultan muy atractivos para los alumnos y atraen su atención con facilidad, por lo que en muchas ocasiones se convierten, de alguna manera, en un ‘enemigo’ de los docentes y profesores

Estos son algunos usos que pueden darse al smartphone en las aulas:

1. Enciclopedia portátil. La capacidad que nos conceden teléfono los inteligente para resolver cualquier duda en cuestión de segundos es innegable. La clave se encuentra en enfocar las búsquedas de nuestros alumnos hacia la materia en la que nos vemos inmersos y sustituir los ‘Facebook, Twitter y compañía’ por aquellas páginas que creamos útiles para su desarrollo.

2. Herramienta para interactuar. Ya era relativamente habitual la creación de entornos virtuales de enseñanza que nos permitían mantener un control y un acceso más fluido a los alumnos y el de éstos a la materia. Sin embargo, el uso del smartphone supone es un paso adelante en esta línea, permitiéndonos llevar dicha conexión a cualquier momento y lugar. 

3. Fotos, vídeos y presentaciones. Se acabaron los proyectores y las dificultades para que la misma información llegue a todos. Las posibilidades que nos concede un smartphone en este terreno son casi infinitas. Que los alumnos puedan acceder a fotografías, vídeos o presentaciones y hasta manipularlos y trabajar sobre ellos en un entorno controlado por el docente es sin duda una herramienta de gran utilidad para agilizar las clases.

4. Test y control. El teléfono inteligente también puede convertirse en un medio interesante a la hora de evaluar a los alumnos a través del trabajo individualizado. Controlar la asistencia a clase o llevar a cabo exámenes o cuestionarios que previamente haya realizado el profesor permite agilizar el proceso.

5. Uso de aplicaciones. Las ‘apps’ no solo sirven para el entretenimiento y el juego. Existen infinidad de aplicaciones para terminales móviles enfocadas hacia el estudio y la enseñanza: ayudan a organizarse a los alumnos y a crear planificaciones de estudio, permiten escanear y copiar cualquier información, ofrecen la lectura de libros electrónicos, facilitan la toma de notas…

¿Y tú, qué uso haces de los smartphones en el aula?