Hoy tenemos la suerte de contar en Realinfluencers con la colaboración de Pepe Pedraz, profesional experto en Gamificación que comparte con nosotros su visión sobre un aspecto clave en esta estrategia de aprendizaje activo: reconocimiento y recompensa, las dos motivaciones.

Gamificación como herramienta de motivación

El mundo evoluciona, y las personas que en él habitamos lo hemos hecho también
irremediablemente.

En concreto, los jóvenes y niños son un sector donde la irrupción de la tecnología y las nuevas formas de comunicación han hecho una mella importante y han conseguido (para nuestra desgracia) que sorprenderlos sea cada vez más complicado.

Probablemente, la falta de motivación académica de muchos estudiantes se ha convertido en uno de los factores centrales, que pueden explicar algunas situaciones problemáticas que se están viviendo en la educación. Y es que la desmotivación puede ser una consecuencia de los cambios y transformaciones que ha sufrido la sociedad en los últimos años y que el sistema educativo todavía no ha sido capaz de asumir del todo.

En muchas ocasiones, y para dinamizar la actividad dentro de las aulas (motivando de esta
manera a los alumnos), hemos podido escuchar que la puesta en marcha de una técnica conocida como Gamificación, basada en la aplicación de mecánicas y elementos de juego al ámbito educativo, puede ser muy efectiva.

Teniendo en cuenta que Gamificar un sistema educativo (sea cual sea) no es más que activar las motivaciones intrínsecas de los niños a través de la curiosidad, animando el afán de superación, potenciando la pasión y en este entorno, reconociendo los éxitos y logros en el desarrollo formativo, todo nos puede parecer propicio para que sea un éxito.

Teoría RAMP

El mayor de los problemas viene dado cuando para dinamizar esta actividad únicamente nos centramos en lo que se conocen como motivadores extrínsecos, que no son más que
premios o recompensas materiales que obtienen los alumnos por llevar a cabo un
comportamiento requerido o una tarea definida.

Y digo que es un gran problema porque la concepción del juego trasladado al ámbito educativo (y a cualquier ámbito), nunca debe reducirse simplemente a recompensas materiales por comportamientos, ya que probablemente vayamos a caer en la frustración de muchos alumnos y en la incorporación de dichos premios como un rutina más dentro de clase, cuando lo que debe ser es algo extraordinario y eventual.

La concepción del juego trasladado al ámbito educativo nunca debe reducirse simplemente a recompensas materiales por comportamientos

Muchos de los fracasos en la incorporación de procesos de Gamificación en las aulas vienen dados por la aplicación única y exclusivamente de premios y regalos por llevar a cabo tareas de una forma indiscriminada, ya que a corto plazo pueden ser útiles (e incluso fáciles de implementar), pero a largo plazo diluyen el compromiso inicial e incluso pueden derivar en competiciones muy agresivas que no queremos que se produzcan.

Entonces, si no podemos premiar con recompensas materiales continuas a los participantes, ¿cómo podemos empezar a construir procesos para mantener su motivación hacia la tarea durante un tiempo prolongado? La respuesta es tan sencilla como compleja su aplicación: con Reconocimiento.


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Pero, ¿qué es el reconocimiento? ¿Es una forma de recompensa? ¿Cómo afecta a las
personas? El reconocimiento es una acción que emprendemos con el fin de distinguir a una persona o grupo de personas entre las demás por sus características o comportamientos.

En sí mismo es una recompensa no material, además de un mecanismo que hace sentir a las personas únicas, especiales e importantes, algo que a todos nos agrada en algún momento de nuestra vida.

La utilidad de los reconocimientos radica en que emanan directamente de las motivaciones intrínsecas (aquellas que nacen de la propia necesidad de satisfacción personal) de las personas, centrándose en varios apartados que se unen en un todo conocido como la Teoría RAMP:

  • Relación: Pertenezco a un grupo de personas, quiero colaborar y cooperar, pero también quiero ser especial y diferente.
  • Autonomía: Puedo realizar tareas sólo, sin ayuda.
  • Maestría: Me siento hábil y mejoro mis competencias. Puedo seguir creciendo y afrontando nuevos retos.
  • Propósito: Tengo un propósito, quiero aprender, quiero evolucionar y estoy motivado para ello.

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Cuando se aplican reconocimientos sobre grupos de personas, se activan sus motivaciones más profundas, pero lo mejor de todo es que cuando se equilibran estos reconocimientos con unas recompensas acordes y adecuadas, comenzamos a construir sobre una base lo suficientemente sólida para avanzar y trabajar de una manera sostenible.

Las motivaciones intrínsecas nacen de la propia necesidad de satisfacción personal mientras que las motivaciones extrínsecas son premios o recompensas materiales

En los procesos de gamificación, el reconocimiento y la recompensa son dos factores que deben ir de la mano y de un modo muy equilibrado, siendo fundamental que las dos motivaciones (intrínsecas y extrínsecas), se complementen en todo momento.

La Recompensa: adaptable a cada persona

Para reconocer a los alumnos, podremos darles insignias (PBL´s básicos de gamificación que podremos ver en otro artículo) en función a tareas ya completadas o comportamientos ya definidos, pero es que, además, con los reconocimientos, podríamos asignar recompensas vinculadas con un “extra” de trabajo que vaya acorde con las características de cada persona, no dejando nunca de trabajar su desarrollo y fomentando sus habilidades personales, relaciones con el entorno, autonomía en el aula y objetivos individuales o grupales (propósitos).

Además, y sobre todo en el sector de la educación, estos reconocimientos deben ser mediante feedbacks constantes, continuos, detallados y profundos. Los procesos formativos suelen tener una duración prolongada, y de este modo, la audiencia podrá ser consciente de los avances, progresos y mejoras, aumentando exponencialmente la predisposición a afrontar nuevos retos de los participantes.

Pero no sólo en el reconocimiento y en la recompensa se basa el juego: son la punta de una
lanza repleta de más elementos, dinámicas, mecánicas y placeres que unidos, proporcionan experiencias completas que pueden hacer pasar al siguiente nivel de diversión y productividad a los procesos educativos.

El éxito o el fracaso, será una consecuencia de una aplicación correcta y equilibrada de las motivaciones que nos hacen avanzar y crecer: Intrínseca y Extrínseca, Reconocimiento y Recompensa.