Mucho se habla y escribe sobre los millennials, también conocidos como Generación Y. Cada día representan una parte más importante de la plantilla laboral, pronto se convertirán en el bloque de consumidores más importantes (en gasto global y per cápita), y determinarán el camino a seguir en política, conciencia social y desarrollo científico y tecnológico. Pero no se habla tanto del impacto que tendrán en el sector educativo como docentes. Por eso nos preguntamos…¿cómo son los profesores millennials?

Nacidos entre mediados de los años 80 y finales de los 90, los primeros profesores oficialmente catalogados como millenials empezaron a llegar a los claustros en 2013. Cogiendo como modelo la idea de que un nuevo grupo de docentes tarda, de media, entre 3-5 años en tener un impacto visible en los entornos educativos a los que se incorpora, estaremos a punto de poder extraer algunas conclusiones preliminares de su aportación. Reflexionamos sobre lo que podemos esperar de esta nueva generación de docentes.

¿En qué son distintos los profesores millennials?

Los millennials tienen varias características particulares sobre las que se han producido un sin número de estudios. Estos incluyen:

  • Siempre conectados: los millennials son la primera generación  que creció a la par de la revolución tecnológica impulsada por Internet y la proliferación de los dispositivos móviles. Por esta razón, no solo están acostumbrados a estar digitalmente conectados de forma permanente, sino que no contemplan no estarlo. Aunque la facilidad con la que manejan las herramientas tecnológicas les dé una ventaja funcional sobre previas generaciones de docentes, cierta falta de flexibilidad y polivalencia también pueden presentar retos importantes en el aula.
  • Tendencia para colaborar: la permanente conexión a la red y el acceso a las redes sociales ha imprimido en esta generación una conciencia de comunidad, de pertenencia a ella, totalmente distinta de la que existía previamente. No solo en términos de dimensión, sino en la forma de relacionarse. Este cambio de paradigma comunicativo ha producido un enfoque diferente a la hora solucionar problemas y la tendencia de los millennials es consultar con los demás antes de tomar decisiones o bien trabajar en conjunto compartiendo ideas y responsabilidades.

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  • Escépticos sobre jerarquías: otra consecuencia directa de esta forma de comunicar es la idea de paridad entre interlocutores, es una borrosidad de jerarquías ya sea en un contexto social, académico o profesional. Los millennials esperan ser escuchados y que sus comentarios y sugerencias sean valorados independiente de su antigüedad o experiencia. En este aspecto particular, la brecha generacional puede ocasionar conflictos.
  • Resolución de problemas de forma heterodoxa e innovadora: el acceso precoz a la tecnología y un trayecto académico acompañado por su introducción en el aula ha provocado cambios en la forma de pensar, analizar y solucionar problemas. La inmediatez de las nuevas herramientas recortó el tiempo dedicado a determinados temas y la expectativa es que las sugerencias surjan de forma rápida y creativa. El millennial está acostumbrado a reaccionar y a hacerlo seguro de sí mismo.

La brecha generacional, ¿un problema?

La inclusión de los profesores millennials en los claustros de centros educativos de todo el mundo significa, necesariamente, que los nuevos educadores tendrán como directivos a docentes de otras generaciones. Las marcadas diferencias entre ellos (como el hecho de que solo un 30% de los profesores de la Generación Y esperan seguir haciendo carrera en la docencia), han sido motivo de alguna tensión y, en EE.UU, los datos sobre la movilidad docente revelan que los profesores millennials cambian de colegio a una tasa tres veces superior a la de sus antecesores.

En un artículo publicado en Education Update, Kristin Barker, una joven directiva (de la Generación X) estadounidense comenta los retos que supuso gestionar un claustro con varios profesores millennials.

«En mi primer año como directora de escuela secundaria, contraté a seis nuevos profesores salidos directamente de la universidad. Aunque les adoraba, estaba demasiado abrumada con mis nuevas responsabilidades para prestarles mucha atención. Nadie me guió a través de mi primera experiencia de enseñanza, así que asumí que estarían bien.»

Kristin Barker

Y añade, «no quiero decir que no lo hicieron bien, porque lo hicieron – lograron sobrevivir a los desafíos cotidianos. Pero no prosperaron. Ahora, todos tienen trabajos en otros sitios.»

«Los millennials tienen diferentes necesidades y expectativas. Esperan todo un sistema de inducción donde van a encontrar la formación, el apoyo y todos los recursos que desean. Sienten que tienen derecho a ello y se quedan sorprendidos y decepcionados cuando eso no se concretiza.»

Kristin Barker

Sin embargo, la directiva admite también haber cometido algunos errores y avisa que tendrá que hacerse un esfuerzo en el futuro para que la integración de los nuevos educadores sea más fácil y positiva ya que, al final, a todos une un objetivo común.

«Mi error fue pensar que la orientación que existe actualmente [para esta nueva generación] era suficiente. No lo es. Los profesores millennials están acostumbrados a un enfoque mucho más colaborativo y a ser valorados con frecuencia. Quizás si hubiese sido capaz de crear un ‘ambiente de familia’ entre los compañeros, las cosas hubiesen sido diferentes.»

Kristin Barker

Millennials enseñando a millennials

A pesar de las eventuales diferencias que puedan surgir entre veteranos y nuevas incorporaciones, la inclusión de educadores millennials también supone ventajas, como son la facilidad de manejo de las nuevas herramientas en un aula cada día más tecnológica, la mejor comunicación con los alumnos y la rápida adaptación a cambios constantes.

Dado el rango de edades en las que se mueve la Generación Y, profesores y alumnos millennials están coincidiendo en las aulas, lo que se traduce en una dinámica en clase  en la que se da una mayor sintonía entre procesos y lenguaje. Jilian Maxey, profesora millenial norteamericana en esta situación, comentaba recientemente su experiencia en un evento realizado en la Universidad de Boston.

«Intenté pensar en formas de relacionarme con ellos y fue así como tuve una epifanía. Tenía un arma secreta para hacerme entender y entenderlos: iba a ser una millennial enseñando millennials. El lado negativo es que los millennials suelen ser narcisistas, están excesivamente protegidos por sus padres y siempre ganan de un trofeo independiente de lo que hagan. Están acostumbrados a que la tecnología funcione siempre, y a entornos estructurados participando en múltiples actividades en grupo. Pero también hay un lado positivo. Nosotros, millennials, solemos ser optimistas y acogedores, positivos y siempre abiertos a las ideas de los demás.»

Jilian Maxey

En estos momentos, nadie sabe exactamente cuál va a ser el resultado obtenido por los profesores millennials en el actual sector educativo, pero esta es una realidad que se acerca rápidamente.

Si es verdad que existirán diferencias generacionales importantes entre los educadores millennials y sus antecesores, también lo será que unos podrán aprender de otros, ya sea manejando una herramienta digital o cogiendo aprendizaje de muchos años de experiencia en un aula. La tecnología y el lenguaje modernos cambian muchas cosas, pero no la esencia de docentes y alumnos.


Referencias


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