Por Redacción Blink EdTech

La clave para una buena educación en cualquier país, más allá de los recursos disponibles, de la tecnología, de la infraestructura física de los colegios, son los profesores. Lo afirman los expertos y lo confirman los estudios científicos.

Pero ¿qué es lo que hace un buen profesor? ¿Cómo surgen los maestros que inspiran a sus alumnos, que van más allá del currículo y, al final, terminan forjando generaciones rumbo al éxito profesional y personal?

Un reciente artículo en la revista The Economist «How to make a good teacher» defiende una idea que poco o nada tiene de consensual en el sector educativo: los grandes profesores aprenden a serlo principalmente durante su formación, de ahí la importancia de que esta formación sea continúa durante los años de profesión. 

«La premisa de que la capacidad de enseñar es algo que se tiene de forma natural o no se tiene es un equívoco», destaca el artículo. «Héroes [ficticios] como Robin Williams en El club de los poetas muertos (1989) o Michelle Pfeiffer en Mentes peligrosas (1995), dotados de poderes excepcionales, innatos e inspiradores (…) son un mito. (…) Una nueva corriente de formadores de docentes está estableciendo una rigurosa ciencia de pedagogía.

El objetivo es transformar profesores ordinarios en sobresalientes, de la misma forma que los entrenadores [deportivos] ayudan a sus atletas a mejorar sus marcas personales. Si se hace bien, esto puede revolucionar las escuelas y cambiar vidas.»

La idea defendida por The Economist se puede resumir en que lo que hace un gran profesor no es necesariamente la experiencia en el aula – aprender y desarrollar fortalezas de enseñanza mediante prueba y error en su tarea diaria – sino la formación adquirida en sus carreras de magisterio.

Sin desestimar la importancia de la formación, muchos expertos se oponen a este enfoque, argumentando que son justo los años de experiencia de contacto con los alumnos que marcan la diferencia a la hora de orientar a sus pupilos hacía el éxito. En un artículo del 2012, la publicación de educación australiana Conversation proponía exactamente esta visión bipartida de la formación docente:

«[Las] universidades enseñan la práctica y la teoría, donde los estudiantes aprenden acerca de las teorías educativas», afirma el autor, Stewart Riddle, profesor en la Universidad de Queensland. «Sin embargo, el enfoque actual donde la formación inicial es la base, pasa por alto la importancia del desarrollo profesional continuo. Esto debe tener lugar no sólo en los primeros años de la enseñanza, sino durante toda la carrera docente.»

Lo que hace un gran profesor no es necesariamente la experiencia en el aula – aprender y desarrollar fortalezas de enseñanza mediante prueba y error en su labor diario – también la formación cogida en sus carreras de magisterio.

Muchos otros especialistas del sector defienden esta tesis. Pedagogos famosos y percusores de la Nueva Educación como sean Richard Gerver o Robert Swartz defienden también que corresponde al docente coger los conocimientos fundacionales de la docencia y, luego, aportar algo nuevo y revulsivo a la enseñanza. Instituciones internacionales como la OCDE o el Global Teacher Prize premian la innovación practicada en el aula.

Y, sin embargo, hay un merito indiscutible en la idea defendida por The Economist proponiendo más y mejor formación para los docentes. Conclusión que hemos obtenido en el estudio Blinklearning sobre el uso de la tecnología en el aula, la formación es clave y los docentes la demandan.

«La idea de mejorar [el nivel] medio de los maestros podría suponer una revolución social. En todo el mundo, son pocos los profesores que están suficientemente preparados antes de ser puestos delante de los niños, especialmente en los países pobres, donde muchos empiezan enseñando con muy poca o ninguna formación», añade The Economist.» …»Los buenos maestros establecen metas claras, hacen cumplir las normas de comportamiento y administran su tiempo sabiamente.»

«Los buenos maestros establecen metas claras, hacen cumplir las normas de comportamiento y administran su tiempo sabiamente.» (The Economist)

Pero en muchos casos, el trabajo del docente no es algo que se pueda explicar en un curso de formación académico. En países o comunidades menos desarrolladas, con problemas sociales y retos comportamentales de los alumnos, la teoría de estudiar una carrera y formarse adecuadamente no es viable, por lo que se ven forzados a aprender de su entorno y sus errores (y sus aciertos).

Alan Newland, profesor inglés de Primaria, reflexionaba en The Guardian en febrero de 2012:

«Si usted es un nuevo maestro, cometerá  errores (y muchos). No se preocupe. Usted no solo sobrevivirá a ellos, aprenderá de ellos y si se reflexiona sobre ellos, honestamente, será un mejor maestro.»