Por M. Begoña Coco Martín y Joaquín Herrera Medina, Profesores de la UEMC.

Hoy en día asumimos sin problemas que en las aulas coexisten personas con y sin discapacidad o diversidad funcional; e incluso que estas puedan necesitar algunos materiales especiales para acceder a los contenidos que, como estudiantes, han de aprender. A esto solemos denominarlo integración. Pero, ¿es esto suficiente? Puede decirse que el estudiante ha de asumir gran parte del esfuerzo de adaptarse al ritmo del aula, el cual apenas sufre ligeras modificaciones para inclinarse hacia el educando.

Los contenidos no sufren adaptación alguna y la mayor parte de las actividades tampoco. Solo algunos recursos específicos delatan la situación. La introducción de las nuevas tecnologías en el aula ha producido un solapamiento de nuevos y antiguos materiales, lo que en muchos casos ha derivado en un uso de los nuevos medios similar al de los recursos tradicionales.

El estudiante ha de asumir gran parte del esfuerzo de adaptarse al ritmo del aula, el cual apenas sufre ligeras modificaciones para inclinarse hacia el educando

Dar un paso hacia la inclusión implica profundizar en algunos aspectos y sobre todo considerar el hecho educativo desde una perspectiva global y más profunda. Contenidos educativos, materiales y recursos de todo tipo, libros de texto, actividades, etc., han de impregnarse de algunas características:

  • Contenidos que se acerquen a la realidad y describan el mundo que viven y perciben también las personas con discapacidad y la diversidad de personas que conforman la sociedad.
  • Libros de texto que ofrezcan actividades que puedan realizar todos los estudiantes, independientemente de sus características individuales, y que ofrezcan alternativas que permitan al profesorado modificar y adaptar contenidos y actividades a las necesidades de su aula, son necesarios para ir recorriendo el camino hacia una inclusión real.

La irrupción de las TIC en el aula supone una oportunidad y el espacio para la inclusión educativa

La presencia en el aula de nuevas herramientas y nuevas tecnologías no ha garantizado per se una mayor inclusión. En algunos casos incluso ha supuesto un paso atrás en la integración educativa, dado que el alumnado con algún tipo de discapacidad han tenido en ocasiones más dificultades para acceder a los contenidos y actividades a los que antes accedía a través de su libro de texto.

La irrupción de las TIC en el aula supone una oportunidad y el espacio para la inclusión educativa. Supone el momento en el que replantear contenidos y actividades para que vayan dirigidas a todo el alumnado en su conjunto, independientemente de sus características. Gracias a las TIC, el libro de texto, antes estático y estanco, ha comenzado su evolución, y debe profundizar y avanzar hasta lograr convertirse en un elemento fundamental para la inclusión.

Deben transformarse en un facilitador de la inclusión educativa, estar pensadas para todo estudiante y también para que el profesorado sienta que tiene una herramienta poderosa, que le permite desarrollar contenidos y actividades dirigidos a la globalidad de sus estudiantes.


Begoña Coco Martín es Profesora Contratada Doctora del Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad Europea Miguel de Cervantes (Valladolid)